sábado, 4 de enero de 2014

9. PIEDRAS EN NORTUMBRIA. De Scévola


Impasible al fragor del tiempo ácido,
silente como piedras en Nortumbria,
del lejano y profundo sur venido
a dilatar el mundo imaginario,
eres, sin duda, uno de los nuestros,
como Marlow decía desde playas
ganadas al horror de las tinieblas.
Vetérrimas palabras del asombro
en el áspero idioma del guerrero
llegado de nación marcial del norte
a debelar los reinos de las Islas,
todavía estremecen a esas piedras.
Así dijiste tú en helada tarde
esa misma oración jamás oída
en mil años de historia, así invocaste
al Rey clavado al árbol del destino
para sorpresa de las viejas naves
que vieron a esos hombres, hoy ceniza
y gloria en los relatos de las sagas.
Caíste como ellos, y no has muerto
del todo mientras haya quien recuerde,
mientras quede memoria de tu nombre.
Caíste, mas un verso te sostiene
con mágica constancia de lo escrito:
misterioso, fugaz, sutil, eterno.


Seudónimo: Scévola

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