viernes, 11 de marzo de 2016

51. SATURNO DEVORANDO A UN HIJO. De Cosmic Fémina


Bailan el ritual oscuro
las hermanas saturnianas.
Cientos de ojos miran los míos
y no hay párpados sobre las córneas
y no hay verdugo, sólo víctima.
No hay premio, no hay castigo, para mí no hay pétalos,
sólo florescencias de astros, sólo espacio, sólo noche.

Ya poco importa la mirada detrás de la escafandra
¿qué importará mañana la morfología
bajo este traje que es del mismo
color blanco de la boda
y del bautismo?
Vestiré la muerte bella y blanca
como los cráteres en que
este cuerpo exhausto yace.

Las estrellas, la música esférica,
la vigilia,
la boda fúnebre del cielo,
la argolla nupcial, la órbita, el sueño.
 Oh, Tierra, qué ajena te has vuelto...

Fui el errante sin retorno
que arribó con el anhelo
del abrazo que ahora extraña
su imanación al suelo verde,
las bocanadas de oxígeno,
de smog y vodka,
 y que hoy implora las sombras
del otro lado de Jápeto.

El hallazgo criogénico
solidifica los glóbulos
pero enaltece el recuerdo
del último viaje, ingrávido sueño.

De a poco formo parte
de esta cáscara de nuez... 

Resuello síncrono
a las faldas de la cordillera de plata.
Adivino mudos ríos: tus claras venas
hechas de un témpano sordo.
Descanso en estalagmitas,
colmillos lácteos de tus fauces
devorando a un hijo, ¡Saturno
mis auxilios ya no se escuchan
en tus lunas! mis lágrimas quiebran
tu herida para hacerla más fuerte
y te penetran.

Congelas mi muerte como el ámbar al insecto
en el hermoso, vítreo silencio
de tu vientre diminuto.

Seudónimo: Cosmic Fémina

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