lunes, 15 de mayo de 2017

9. IMAGINE. De El otro Beatle


Este piano que ves aquí no se parece demasiado al Steinway de pared con el que John Lennon compuso la canción de Imagine en 1971 y que, años después de su muerte, se vendió en una subasta en el Hard Rock Café de Londres por algo más de dos millones de euros. De hecho, para ser una réplica, es una pésima imitación. No. Desde luego que este piano no es el auténtico, pero tienes que conseguir que alguien lo quiera y se lo lleve a su casa por propia voluntad porque está sometido a una maldición.
Por las noches, cuando toda la casa permanece en silencio, comienza a sonar Imagine. Pero más que la canción en sí, el piano repite la composición; las mil y una veces que Lennon la practicó hasta que, por fin, consiguió terminarla. Las que suelen salir bien son las notas del principio: sol, sol, sol, sol, si, si, la. El resto son notas inconexas que, a menudo, acaban de forma abrupta tras un acorde estruendoso.
Solo puedes librarte de la maldición, si consigues que alguien se lo lleve de forma voluntaria. Tarea que, advierto, no es nada fácil. El piano está viejo, desafinado, prácticamente roto por los múltiples maltratos que ha sufrido a lo largo de su baqueteada vida. A los arañazos y al recital de golpes recibidos para que calle, se añade el poco cuidado de los trabajadores de mudanza que lo trasladan de un lugar a otro.
La primera vez que comienza a sonar, es necesario estar solo. Si hay alguien más a tu lado, el piano no suena. Por eso, a veces, ha pasado desapercibido. Parece ideal para casados, pero si uno de los dos abandona el hogar, y deja al otro pasar, aunque sea, una noche solo, el piano empezará a tocar. Siempre las mismas notas. Sol, sol, sol, sol, si, si, la. Y al final, un acorde estruendoso. De nada te servirán ya los tapones, ni marcharte de casa. Una vez que hayas escuchado la canción, te acompañará, a ti y solo a ti, todas las noches, aunque estés rodeado de gente, en una discoteca o embarcado en un ballenero, a mil kilómetros de distancia.

Seudónimo: El otro Beatle

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